Las competencias mentalistas y la integración de experiencias en el
recuerdo reconstructivo proporcionan una regulación narrativa a esa
experiencia indiscriminada. Si, como parecen sugerir los hallazgos en
esta línea, las adquisiciones evolutivas relativas a la memoria
autobiográfica van de la mano del desarrollo de competencias
mentalistas, los déficits en teoría de la mente afectan la formación de
memoria episódica personal. La capacidad metarepresentacional de formar
memoria episódica, señala Perner (2000), se vincula estrechamente con la
formación de los conceptos de self, de tiempo, y de eventos pasados.
Para construir memoria autobiográfica, no es suficiente la
representación de la imagen o el relato del episodio experimentado.
En sus trabajos Ángel Rivière ha subrayado las dificultades de las
personas con Síndrome de Asperger para organizar y percibir de modo
coherente secuencias temporales de sucesos.
Estas dificultades se encuentran relacionadas con las alteraciones del
sentido de la actividad, en donde se destaca “la falta de proyección de
la acción propia hacia metas encajadas en jerarquías de motivos”
(Rivière, 1996; 1997).
Problemas como el empleo del tiempo libre, la falta de ocupaciones
funcionales o el apego excesivo a intereses restringidos constituyen
manifestaciones de esta dificultad para “dar sentido”.
La experiencia subjetiva puede tornarse así en un discurrir sin
finalidad, cuyo significado no es capaz de desplegarse. Tal como
sostiene Karina Solcoff (2001) esta cuestión cobra una importancia
fundamental para comprender por qué la memoria autobiográfica no puede
entenderse sólo en referencia a la dimensión pasada de los eventos, sino
también a la dimensión futura –imaginada, esperada, anticipada- de los
eventos.
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